Desarrollo de los principios Reiki

LAS DOS REGLAS PRINCIPALES DE REIKI


Las dos reglas principales de Reiki derivan de la actitud que debe tener toda persona que desee la curación:


El paciente debe haber interiorizado la idea de que su curación es responsabilidad suya, por lo que ha de tener la conciencia y la voluntad de realización de un cambio que generen en él el deseo profundo del cambio hacia la sanación y que esta actitud conduzca a tomar parte activa en su propio cambio.


Regla 1ª. La terapia Reiki debe ser pedida por el paciente.


Regla 2ª. Siempre debe existir una contraprestación.


Para que los beneficios de la transmisión Reiki sean apreciados por el receptor, es esencial que tenga lugar un intercambio de energía entre el transmisor y el receptor.


LOS CINCO PRINCIPIOS REIKI


En el apartado de la historia del Reiki hemos visto que Usui enunció cinco principios que en realidad son unas pautas de comportamiento universales y generalistas que nos ayudan en nuestro transitar por la vida, orientándonos y acercándonos a la vida de la evolución espiritual.


Cualquier practicante Reiki debe aprenderlos y repetirlos mentalmente hasta conseguir tenerlos objetivamente presentes de forma permanente, sirviéndonos de guía y referencia, y también para poder transmitírselos a nuestros pacientes.


Para conseguir integrarlos como valores rectores en nuestros esquemas mentales, es especialmente útil meditar en ellos durante nuestras sesiones de autoterapia:


Primer principio:
Sólo por hoy no te preocupes


Las tres primeras palabras que Usui antepone a cada principio, «Sólo por hoy», quieren simbolizar la idea del aquí y ahora, indicándonos que no debemos tener remordimientos por el pasado, de forma que si alguna acción nuestra del pasado nos produce inquietud o sentimientos de culpabilidad debemos comprender que en aquel momento concreto actuamos según nuestros condicionamientos de entonces y que aquello fue el resultado de nuestro nivel evolutivo anterior, por lo que actuamos lo mejor posible en ese momento, y que por ello debemos agradecer la lección que aprendimos entonces, la cual nos ha permitido que esa acción no vuelva a repetirse en nuestra vida.


Asimismo, tampoco debemos preocuparnos por el futuro, porque nosotros mismos creamos nuestro futuro, y las situaciones que atravesamos son exactamente las que necesitamos en cada momento, ya que cada una encierra una lección que debemos aprender para nuestro proceso de evolución; por ello, debemos agradecer cada situación, sea agradable o no, y seguir nuestro camino con aceptación, paz y amor.


Esta idea del aquí y ahora está presente también en la oración del padrenuestro: «el pan nuestro de cada día dánosle hoy» o en versión moderna: «danos hoy nuestro pan de cada día», y en diferentes pasajes de la Biblia.


La preocupación normalmente está generada por el miedo a una situación concreta o a un futuro incierto; por ello, para no preocuparnos, debemos asumir la idea de que el miedo es una sensación que nos acompañará en nuestro camino de crecimiento y de evolución, ya que para avanzar debemos correr riesgos, y este miedo sólo puede ser considerado como un amigo si lo afrontamos desde una actitud de poder que se logra con un trabajo interior de autoestima, de amor y de confianza en nosotros mismos, en los demás y en Dios, el cual nos produzca el convencimiento interior de que con esas herramientas podemos superar cualquier obstáculo que se nos presente en la vida.


La preocupación además influye negativamente en el segundo chakra, y produce bloqueos en él que pueden dar lugar a enfermedades; por consiguiente, cuando te sientas preocupado, analiza la razón de tu preocupación observándola desde una perspectiva distante y decide si tiene entidad suficiente para conducirte a dicho estado, y si tú mismo comprendes que le has dado demasiada importancia a la situación concreta que te ha causado la preocupación, ríete de ello y piensa en que tu vida continuamente te está dando oportunidades de manifestar tu alegría y tu amor, sumérgete en estas situaciones y disfruta de ellas con alegría y gozo; pero si por el contrario existe una poderosa razón para estar preocupado, manifiesta exteriormente tu preocupación para desbloquear lo máximo posible la energía negativa, y después sal a la calle y contempla la vida que discurre y fluye sin detenerse, pensando que aquí y ahora tú formas parte de ella, y que continuamente en tu vida se van a seguir produciendo tanto las situaciones que te alegran como las que te preocupan y te intimidan, cuya misión es enseñarte las lecciones que encierra cada una de ellas.


Una vez asimiladas estas enseñanzas, continúa viviendo con alegría y amor.


La preocupación y el miedo provocan en nuestro organismo un conjunto de modificaciones fisiológicas como taquicardia, aumento de la presión sanguínea, respiración superficial jadeante y una sensación de vacío en el estómago, producidas por una descarga de adrenalina en el torrente sanguíneo, destinada a preparar nuestro cuerpo para la huida o para la acción; y si esta situación se repite con frecuencia y no consumimos este exceso de adrenalina en una huida o en una lucha con su correspondiente descarga emocional, se envenena y contamina nuestro cuerpo y nuestras glándulas suprarrenales se habitúan a segregar un exceso de adrenalina al menor contratiempo, lo que disminuye nuestra capacidad inmunológica, haciéndonos más vulnerables a la enfermedad.


Por ello, hay que educar la mente para adoptar una actitud de neutralidad ante las situaciones de la vida capaces de afectarnos; también debemos esforzarnos en cultivar la alegría, el optimismo y la confianza en nosotros mismos.


Nunca te fastidies a ti mismo por nada, sean cuales sean las circunstancias externas. Debes ser consciente de tu realidad: tú eres un ser espiritual con esencia divina, capaz de superar por ti mismo cualquier obstáculo y afrontar cualquier situación.


Cultiva el optimismo, adorna tu rostro con una sonrisa perenne que se reflejará en los que te rodean. Recuerda la teoría del espejo universal: lo que des al universo te será devuelto.


Cuando nos enfrentamos a un problema o a una situación negativa, una actitud de poder ante ella consiste en pensar que aunque no tiene buen aspecto, no pasa nada. Soy yo mismo quien juzga esta situación como «mala» porque no me va a producir placer, pero en realidad, es una situación objetiva de la vida a la que yo le pongo una etiqueta; por ello, me enfrento directamente a ella y no me obsesiono, dejándola fluir como un río y en poco tiempo desaparecerá y cambiará. Recuerda que en la vida todo está en continuo cambio, nada es permanente.


Segundo principio:
Sólo por hoy no te irrites


La irritación es un estado de desarmonía que procede de diferentes fuentes, pero principalmente de sentimientos de cólera o de ira, que a su vez son generados porque queremos controlar y dominar todas las situaciones en que sucesivamente nos vemos inmersos, de manera que cuando vemos la posibilidad de que se nos escape la dirección de los acontecimientos, experimentamos sentimientos de enfado, rabia, odio, ira, cólera, etc., que nos provocan un estado alienación de nuestro Yo Superior y de la conciencia universal del amor divino.


Cuando te sientas furioso o irritado por algo, recuerda este principio; analiza el motivo de tu irritación y contempla lo intrascendente que es y la poca importancia que tiene, pensando que esta furia te está impidiendo expresar tu amor de forma incondicional, separándote del sentimiento de Unidad y de formar parte de la conciencia universal.


Ten siempre presente la teoría del espejo universal y la ley del karma, sabiendo que cada situación de tu vida es originada por una causa que origina un determinado efecto que es preciso para tu evolución; por ello, no culpes a los demás ni busques los motivos de tu ira en causas externas a ti.


Recuerda que lo que piensas y sientes de los demás es un reflejo de ti mismo, asume por tu cuenta la responsabilidad y el control de tu propia vida, interiorizando la idea de que las causas de tu irritación están dentro de ti, y que sólo tú y tu trabajo interior pueden superarlas.


Nuestras reacciones coléricas hacia los demás nos deben servir para descubrir los puntos débiles de nuestra personalidad y una vez identificados, y siendo plenamente conscientes de su identidad, estaremos en condiciones de asimilar las enseñanzas que encierran, las cuales debemos trascender para continuar avanzando en nuestro proceso evolutivo.


Tercer principio:
Sólo por hoy sé amable con todos los que te rodean y respeta a todo ser viviente


Todo lo que existe en el universo procede de la misma fuente: todos tenemos un origen común, que fue la voluntad original del Creador de darnos la vida y de que todo lo que existe en nuestro entorno nos acompañe durante nuestra estancia en la tierra.


Por ello, todos estamos impregnados de la esencia divina y con la individualidad que Dios nos ha concedido, formamos parte de la unidad cósmica y universal.


Así, cada entidad de la creación con la que tenemos contacto, ya sea persona, animal, vegetal o mineral, es merecedora de todo nuestro respeto, amabilidad, compasión y amor, y esta actitud de amoroso aprecio hacia todo lo creado, nos hace recordar que todos procedemos de un mismo origen, situándonos en una posición que nos satisface emocionalmente y que colma nuestras expectativas vitales y nuestra duda existencial, ya que nos experimentamos a nosotros mismos como parte de la creación, lo que nos nutre con una sensación de pertenencia a la conciencia de la Unidad.


Cuando proyectemos hacia nuestro entorno estos sentimientos compuestos de vibraciones de amor y energía positiva, comenzaremos a recibirlos nosotros también. Por el contrario, cuando proyectamos sobre los demás sentimientos negativos o simplemente de indiferencia, nos sentimos alienados y separados de nuestra fuente, ya que es como si despreciáramos o fuéramos indiferentes con nosotros mismos.


El primer paso para realizar este principio consiste en quererte y respetarte a ti mismo, porque si constantemente te criticas, te desprecias o sustentas una pobre opinión de tu persona, es lo mismo que reflejarás sobre los demás, y con ello tus cuerpos físicos y sutiles irán acumulando energía negativa y toxinas para ajustarse a la opinión que tienes de ti mismo y de los demás.


Si te es difícil quererte a ti mismo, piensa que todo tiene un principio, y que al igual que un largo camino se recorre dando pequeños pasos, el principio en Reiki es realizar un acto de amor que deje atrás los pensamientos y las actitudes negativas hacia ti y hacia los demás.


El grado máximo de interiorización y realización de este principio en nuestro proceso evolutivo, es avanzar un paso más en nuestras relaciones con los demás y pasar del amor a los que nos aman, al nivel crístico del amor a los que nos odian y a nuestros enemigos, que lograremos al comprender y recordar que dentro de la envoltura física todos estamos constituidos de la misma esencia divina.


Al enfrentarte a tus relaciones difíciles, recuerda siempre que cada persona física oculta en su interior un ser de Luz, y acércate a ella con amor y respeto.


Cuarto principio:
Sólo por hoy realiza tu trabajo honradamente


El trabajo que realizas es una parte de ti mismo, de tu energía vital, que cedes al mundo y a la colectividad en que vives en forma de actividad física o intelectual.


Primero debes amar lo que haces. Si no te gusta lo que haces, debes cambiar de actividad, y si no puedes o no quieres cambiar de actividad, deberás cambiar de actitud respecto a lo que haces, de manera que tus actividades se conviertan en tareas dignas de tu aprecio y de tu amor.


No existen unas tareas sustancialmente mejores que otras; lo único que objetivamente existen son las actividades, tareas o trabajos en sí mismos, y lo que les otorga más o menos valor para ti es lo que tú piensas sobre ellas.


Por ello, modificando tus creencias hacia tu trabajo, puedes pasar de una situación decepcionante para ti a un nuevo estado de satisfacción, alegría y amor hacia lo que haces.


El muy citado proverbio Zen que dice: «Antes de la iluminación, cortar madera y llevar agua; después de la iluminación, cortar madera y llevar agua», encierra perfectamente la enseñanza de que si antes realizamos un trabajo y lo juzgamos con desvalor, debemos realizar un cambio de nuestros pensamientos que nos lleve a considerarlo como algo digno de valor, para poder tener un sentimiento de satisfacción que colme nuestras expectativas vitales como seres valiosos para nosotros mismos y para los demás.


Una de las consecuencias de amar nuestro trabajo es que después lo realizaremos honradamente, lo que supone desarrollarlo de acuerdo con los principios básicos de amor a ti mismo y a los demás, aportando luz y claridad a todas nuestras actividades.


Si somos honrados con nosotros mismos y con los demás, y actuamos asumiendo la responsabilidad de nuestros propios actos, enfrentándonos a la verdad con aceptación y con amor, desarrollaremos una existencia armoniosa y aumentará nuestra autoconfianza y seguridad, transmitiendo entonces esta coherencia y sinceridad a nuestras relaciones con los demás, lo cual hará más plena y gozosa nuestra existencia porque viviremos alineados con el propósito de nuestro Yo Superior.


Quinto principio:
Sólo por hoy agradece todos los dones de tu vida


La gratitud es un mecanismo psicológico utilizado en todas las religiones porque es una herramienta espiritual para continuar recibiendo los dones que nos concede el universo al grabar en nuestra mente una sensación de pertenencia a la fuente de donde proceden todos esos dones.


La gratitud está relacionada con la abundancia, el éxito y la prosperidad, ya que el universo nos provee de todo lo que necesitamos para nuestro crecimiento; por ello, al adoptar una actitud de agradecimiento a nuestro Creador por todo lo que tenemos, nos sitúa en una posición para seguir recibiendo, mientras que si nos centramos en lo que creemos que nos falta, caeremos en la vía de la frustración y la insatisfacción.


Interioriza esta realizad y tenla siempre presente: Tú eres un ser único, universal y divino, y tienes tanto derecho a la abundancia universal como cualquier otro.


El mecanismo del espejo universal refleja todo lo que le enviamos, de manera que para lograr la prosperidad, debes dar gracias constantemente como si ya se te hubiesen concedido tus deseos y objetivos, los cuales se inician en el plano del pensamiento, naciendo como simples ideas y haciéndose realidad cuanto más piensas en ello, ya que cada vez que te concentras en lo que deseas ver realizado, le estás aportando energía creativa y puedes incrementar y reforzar este proceso de la manifestación dando las gracias como si ya lo hubieses recibido.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *