Sanación vibracional por el sentido del olfato: Incienso y Aceites Esenciales

LAS MARAVILLAS DEL INCIENSO Y LOS ACEITES ESENCIALES

Los aceites esenciales y el incienso constituyen uno de los medios más agradables y eficaces para elevar o modificar nuestros niveles vibracionales en el plano físico, mental, espiritual, etc. Al aprender a utilizar la energía vibratoria de las fragancias, podremos empezar a aprovechar nuevos recursos de energía y poder y a mejorar nuestra salud. Los procedimientos para hacerlo no son ni complicados ni esotéricos.

Todos tenemos un campo energético individual que nos rodea y al que denominamos aura. Al efectuar cambios externos en el campo áurico, provocamos respuestas internas en nuestro cuerpo físico. Esta respuesta simpática se puede usar para diversos fines, entre ellos los terapéuticos.

El aroma, como el color, el sonido y el pensamiento, es una fuerza vibracional que podemos aprender a manejar fácilmente. Hay tres principios de energía vibratoria que quedan ampliamente demostrados con el uso de las fragancias o perfumes. El primero es que toda energía sigue al pensamiento. Allí donde dirigimos nuestro pensamiento, concentramos energía de una frecuencia específica. Si entonces añadimos otro foco de atención, pero que esté en armonía con nuestros pensamientos, la cantidad e intensidad de energía aumentará, produciendo unos resultados más dinámicos. Entonces enfocamos más nuestros pensamientos, nos concentramos mejor.

El segundo principio, denominado ley de correspondencia, es el que establece que “Tal como es arriba, así es abajo; y tal como es abajo, así es arriba”. Lo que hacemos a un nivel, afecta a todos los demás. En un momento u otro, se produce resonancia entre todas las cosas y todas las manifestaciones de la energía. Las vibraciones que proyectamos con nuestros pensamientos, y que luego amplificamos mediante otros métodos vibracionales (es decir, por medio del color, el sonido, los elixires, las fragancias, etc.), van en busca de cualquier cosa que vibre a una frecuencia similar –da igual que esté fuera del cuerpo o que sea un patrón energético interno- para provocar una respuesta en ella.

El tercer principio, que podríamos llamar ley de la atracción, queda implícito en el segundo y lo resume a la perfección el viejo dicho “Dios los cría y ellos se juntan”. El cuerpo humano es un microcosmo, así que podemos usar la fragancia para influir en el aura y de ese modo atraer interiormente aquellos patrones energéticos que son necesarios. Puede usarse para fortalecer un órgano, un aparato o sistema orgánico o cualquier función fisiológica, pero también para desarrollar la creatividad y la intuición, si sabemos qué fuerza debemos usar para desencadenar la respuesta.

Cuando aprendemos a usarlos, el incienso y los aceites esenciales nos ayudan a generar a nuestro alrededor un campo energético potente y vibrante.

Podemos usarlos para restablecer la salud y el equilibrio en nuestro organismo, y para despertar nuestra conciencia con respecto a las aptitudes innatas que poseemos. Tanto los aceites esenciales como los inciensos modifican la tasa vibracional del entorno y de la persona con arreglo a sus propiedades únicas. Influyen sobre todo en los campos energéticos del plano etérico, astral y mental de la persona.

Los inciensos y los aceite esenciales se usan desde hace mucho para contrarrestar los efectos del malestar y la enfermedad, ya sean físicos, emocionales, mentales o espirituales. Algunos aceites esenciales exterminan las bacterias y otros microorganismos que se encuentran en el aire, las paredes o en el cuerpo humano. El aroma penetra en el cuerpo principalmente por el nervio olfativo, que conecta con el chakra frontal y la hipófisis (la glándula que controla todo el sistema endocrino).

No siempre se produce una resonancia inmediata entre la fragancia y la persona, pero se acaba consiguiendo con paciencia y práctica. Esto es así porque, si bien cada fragancia tiene la capacidad de resonar con algún aspecto de nuestro sistema energético, normalmente nuestras energías de índole más físicas tienden a considerar al principio que ese nuevo aroma es discordante y perjudicial para nosotros.

INCIENSOS

En la antigüedad, la mayor parte del incienso se fabricaba con cortezas, hierbas secas y determinadas plantas. El de cada localidad tenía sus propias características únicas.

El incienso es un excelente aditamento para cualquier forma de elevación de la consciencia. Desde hace mucho tiempo existe la creencia de que las distintas categorías de ángeles tienden a diferentes clases de incienso. Cuando el incienso se quema y su humo sube por el aire, los pensamientos y plegarias de la persona también se elevan hacia el reino angelical.

En sanación, el incienso se emplea para limpiar el aura, para poner en marcha o estimular la actividad de los meridianos, y para buscar asistencia espiritual en el proceso curativo. Hay dos tipos principales de incienso:

• ACTIVO: tiene un efecto imperioso y estimulante. Suele usarse para labores de invocación y materialización en los rituales y la mediumnidad. Eleva los niveles de energía y consciencia. Es útil en personas con problemas de salud debidos a un metabolismo lento o aletargado. Se puede emplear también para estimular los meridianos yang. El olíbano, el incienso de salvia y los inciensos obtenidos de plantas de la familia de la menta, son buenos ejemplos de esta clase.

• PASIVO: es relajante y sedante. Posee la capacidad de abrir a la persona y estimular sus cualidades magnéticas o yin. Es útil en la introspección y la meditación terapéutica para encontrar el origen del desequilibrio. Calma y alivia las inflamaciones y reduce la velocidad de los procesos metabólicos hiperactivos. El incienso de sándalo, el de rosa y el de pachulí son buenos ejemplos de esta clase.

La forma más cómoda de usar el incienso es en forma de varillas o pebetes. Todavía se fabrican inciensos baratos que contienen elementos tóxicos, lo cual es muy peligroso porque al arder desprenden sus toxinas. Sin embargo, la mayoría de las marcas de calidad llevan una etiqueta en el paquete para informar de que su producto no contiene sustancias tóxicas o que está fabricado con materias primas naturales 100%.

Otro método alternativo es quemar carbón vegetal e irle añadiendo puñados de hierbas o cortezas aromáticas, o bien esencias en polvo ya preparadas. Sus efectos no son tan duraderos como el de los pebetes, pero con frecuencia la fragancia es más pura y aromática.

Simplemente, deja que el incienso arda en la habitación donde estés trabajando y disfruta de su olor. También puedes dirigir el humo hacia determinadas partes del cuerpo para efectuar en ellas cambios más profundos. Para emplear el incienso en sanación hace falta experimentar un poco, pero eso lo hace todavía más placentero.

ACEITES ESENCIALES

Los aceites esenciales se han usado a lo largo de la historia para diversos fines. El primero de ellos es el terapéutico, pues ayudan dinámicamente a devolver la salud al cuerpo. El segundo es el encumbramiento espiritual que podemos alcanzar gracias a ellos. Modifican el aura, influyen en los sistemas energéticos internos y afectan al entorno conforme a las cualidades características del aceite de que se trate.

Los aceites esenciales también se usaban en el proceso de preparación previa para la muerte. Cuando ésta se aproximaba, se aplicaban a la persona para favorecer el proceso normal de la naturaleza al liberar el cuerpo de las influencias inferiores y abrirlo a lo superior. Para ello se ungía el cuerpo (especialmente los centros energéticos chákricos) con aceites específicos, a fin de sellar los centros de fuerza de manera que tras la muerte ninguna otra entidad pudiese penetrar el cadáver.

En su mayoría, los aceites esenciales se elaboran mediante un complejo proceso de destilación. Son muy potentes y embriagadores, y constituyen una interesante faceta de la medicina holística denominada Aromaterapia, pues la principal finalidad de los aceites ha sido siempre, y sigue siendo, aliviar a quienes padecen distintas enfermedades.

Los aceites esenciales se suelen clasificar como fragancias de notas altas o de notas bajas. Las fragancias de notas bajas son fuertes, densas y, a menudo, almizcleñas y térreas. Su capacidad para efectuar cambios no es tan rápida como la de las notas altas, pero sus efectos son más duraderos. Con frecuencia son muy adecuadas para las personas hiperactivas.

Los aceites de notas altas se inclinan más hacia los olores ligeros, fragantes y etéreos. Su fragancia actúa rápidamente, pero también se disipa y evapora más deprisa. Sus efectos no son tan prolongados como los de las fragancias de notas bajas. Son adecuados para individuos despaciosos. Habitualmente la fragancia de notas altas es lo primero que percibimos por el olfato cuando usamos distintos aceites.

Hacer combinaciones es una buena forma de trabajar con los aceites esenciales. Combina fragancias de notas bajas con otras de notas altas. No sólo es placentero, sino que te ayudará a encontrar la mezcla ideal, la fragancia compuesta que tenga un efecto más beneficioso para ti.

Cómo usar los aceites esenciales

1. Son muy potentes, en lugar de inhalar directamente su aroma del frasco, es mejor echar una pizca en una bola de algodón o bastoncillo y llevártelo de vez en cuando a la nariz. También puedes destapar el frasco, ahuecar la palma de la mano alrededor de su boca y llevarte el aire aromatizado a la nariz. Ten en cuenta que si hueles la fragancia varias veces seguidas, puedes mermar tu sentido del olfato durante un rato.

2. También puedes usar los aceites esenciales como perfume, pero debes tener cuidado, pues suelen ser muy fuertes y pueden provocar irritaciones en la piel. Lo mejor es diluirlos previamente. Además, haz siempre una prueba poniéndote una gota en la muñeca antes de aplicar nada de aceite en otras partes más sensibles del cuerpo.

3. Puedes poner una gota de aceite esencial (a ser posible diluido) en un área conflictiva concreta para masajearla con ella.

4. También puedes diluir una gota de aceite esencial en un recipiente pequeño lleno de agua para masajear con el líquido resultante al meridiano al que más afecte su aroma.

5. Los aceites esenciales son potentes bactericidas, así que es muy útil añadirlos al agua para fregar el suelo, lavar las paredes, hacer la colada, etc.

6. Tomar un baño con aceites esenciales no sólo es una experiencia saludable, sino además muy sedante. Basta añadir medio tapón a la bañera llena de agua caliente. De esa manera la fragancia entra en contacto con todo tu cuerpo, y cuando sales de la bañera te llevas su aroma y energía contigo.

7. Los aceites esenciales también son útiles para llenar cualquier habitación con alguna fragancia en particular durante periodos prolongados. En este caso, se usan en vaporizadores y quemadores de popurrí.

8. También puedes coger un cuenco lleno de agua, añadir una o dos gotas del aceite esencial y colocarlo al lado de tu cama. De ese modo podrás tratarte con aromaterapia mientras duermes.

9. Hoy en día es posible comprar difusores o ambientadores que esparcen la fragancia por el aire continuamente y durante periodos de tiempo prolongados. Con ellos sólo hace falta usar una o dos gotas del aceite esencial, así que, aunque son caros, es un método que puede compensarte.

10. También puedes poner una o dos gotas del aceite esencial en una bombilla. Cuando la enciendas y se caliente, la fragancia se difundirá rápidamente por la habitación.

Los aceites esenciales son un instrumento muy dinámico para conseguir tonos o estados de ánimo específicos. Dependiendo de la fragancia que uses, puedes estimular la alegría, la concentración, la felicidad, la sanación, etc. Los aceites son herramientas muy dinámicas, pero también muy divertidas. Cuando te esfuerzas en mezclarlos para encontrar las combinaciones adecuadas, no sólo disfrutas de los estupendos beneficios de las fragancias en sí, sino que también ganas confianza y seguridad en ti mismo, pues estás haciendo algo material para ayudarte. continuar leyendo…

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