Reiki – La Energía Universal

La energía universal es aquello que mueve el universo y que, canalizada a través de las manos del sanador, sabe a dónde dirigirse y cómo actuar atajando no sólo el problema sino la causa de éste.


Para canalizar esa energía sólo hace falta entregarse a la persona con todo el amor del mundo. No hace falta tener un don especial, ¡cualquiera puede convertirse en un canal de Reiki! Tras el proceso de iniciación, sólo hay que depositar las manos para la propia autosanación o para la curación de otros, entonces fluye la energía vital del universo. Este proceso, en contra de lo que pudiera parecer, no sólo no desgasta sino que revitaliza al practicante.


Un practicante de Reiki es aquella persona que está sintonizando con la energía universal y que por tanto, se deja guiar por su sabiduría de carácter intuitivo. A través de la energía de la luz se puede sanar, equilibrar o armonizar física, mental y emocionalmente a un paciente. El terapeuta que aplica sus manos ha recibido previamente los conocimientos necesarios para la activación y limpieza de los centros energéticos de manos de otro maestro de Reiki.


El terapeuta, al aplicar las manos, invoca ciertos colores del espectro cromático, relacionados con el chakra o centro energético para producir el efecto que desea en el cuerpo del paciente: rosado como amor o protección; verde como poder de sanación; amarillo para acceder al intelecto y violeta para la transmutación.


¿Qué es una iniciación Reiki?


Se trata de un proceso que abre los chakras y los conecta con la fuente de energía Reiki. Mediante la imposición de manos se enseña a sentir, canalizar y transmitir la energía, actuando como si de un canal energético se tratara.


La energía que se transmite abre los sistemas y transforma el cuerpo físico para que sea capaz de recibir la energía. Dicha transformación sólo es comprensible para el corazón y para el alma, ayudando en el proceso de equilibrio y desbloqueo de los centros energéticos.


EL FUNDADOR DE UN SISTEMA DE ARMONIZACIÓN UNIVERSAL


Mikao Usui nació en 1865 en la villa de Taniai, en Japón. Fue un estudioso de la medicina y un profundo conocedor de los sutras budistas y la Biblia cristiana. En el curso de una de sus meditaciones afirmó haber alcanzado el satori o iluminación según el budismo zen.


Usui fundó una escuela que sería depositaria del Reiki tradicional japonés donde se dedicó a la labor pedagógica de esta disciplina. Usui era un monje no ascético que intuía que el Reiki no era un simple método de sanación, sino un camino que conducía a una vida iluminada.


Pese a ser descubierto por Mikao Usui, el Reiki no se originó allí, tiene al menos mil quinientos años de antigüedad y ya se puede encontrar su rastro en algunos de los primeros textos budistas. La fórmula de sanación del Reiki algunos la han comparado al método mediante el cual Jesús curaba a los enfermos. Así pues, la capacidad del Reiki se encuentra grabada genéticamente en la especie humana y su historia abarca buena parte del relato del origen del hombre.


Satori


La palabra satori significa literalmente «comprensión» y hace referencia a la iluminación última o profunda. Se utiliza para referirse a los estados de conciencia a los que llegaban los grandes patriarcas del budismo. Es la razón de ser del zen y también se conoce como el momento del conocimiento o purificación.


Es un estado de armonía en el que la mente se libera de distracciones y no hace más caso que al presente, las emociones se manifiestan como pura motivación y el cuerpo se abre a la vida.


DÓNDE Y CÓMO PRACTICAR REIKI


El Reiki puede practicarse en cualquier lugar, no obstante, es mejor disponer de una habitación confortable en la que haya una cierta armonía y relajación; resulta mucho más fácil recibir la energía en unas condiciones como las descritas.


Las camillas de masaje proporcionan una sensación de confort y seguridad importantes tanto a la persona que recibe la energía como al maestro que la proporciona. Una almohadilla de espuma o unas mantas ayudan a realizan la terapia más cómodamente.


Para recibir Reiki es importante no sentir ningún tipo de atadura, por lo que es mejor descalzarse y quitarse cinturones o tirantes. Conviene tener una cierta sensación de calor, por lo que la habitación debe estar acondicionada para tal fin, y, en caso necesario, echar sobre el paciente una manta ligera.


En la sala puede haber música relajante, ya que favorece la meditación, así como algún tipo de incienso que no sea muy fuerte ni entorpezca los canales olfativos.


El terapeuta habla con la persona previamente para saber qué desequilibrios físicos o emocionales presenta. Las primeras cuatro sesiones sirven para el equilibrio de energía inicial y para estimular la purificación de las toxinas en el organismo.


Al ponerse en contacto con el cuerpo físico, la energía que transmite el terapeuta también beneficia y equilibra el aura.


El Reiki es también una forma de estimar y ser estimado. La conversación plácida durante el tratamiento, ayuda en la evaluación del terapeuta. Una cálida charla puede ser de ayuda si la persona receptora desea comentar sus emociones en torno a su malestar. No obstante, las discusiones emocionales pueden inhibir el proceso de curación, provocando tensión y dolor. Al eliminar el dolor físico, la persona realiza un proceso de introspección de cara a tener un mayor conocimiento de los factores emocionales, que seguramente son la causa o el resultado del malestar.


Plegarias previas


No es necesario realizar ningún tipo de invocación previa, pero sí es recomendable que el terapeuta realice algún tipo de plegaria en silencio antes de la imposición de manos. Un ejemplo sería: «Quiero dar las gracias para que este momento tan lleno de plenitud se realice en plena armonía conforme las leyes del universo, y que la energía que estoy dispuesto a canalizar sirva para cualquier proceso de curación divina».


LA MÚSICA DEL REIKI


La música es un aspecto muy importante en una sesión de Reiki, ya que puede favorecer la relajación tanto del canal receptos como del emisor de energía. Escoger una música adecuada ayuda a crear un ambiente relajado acorde con esta práctica. Hay muchas opciones y la red ofrece una variedad de recursos casi infinita.


Los efectos de la música sobre la mente favorecen el estado de armonía necesario y la energía fluye mucho mejor. Y es que el estrés es sinónimo de falta de armonía, y por tanto, hay una falta de concentración. La música relajante, en ese sentido favorece el equilibrio y la relajación.

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