CHAKRAS TRANSPERSONALES
Los chakras son centros de energía que se relacionan con áreas y funciones del cuerpo físico que han sido identificadas desde la época de los Vedas indios. Durante los siglos XIX y XX, los seguidores de la Escuela de Teosofía desarrollaron una filosofía esotérica vinculada al progreso científico, y asignaron una tonalidad a cada uno de los siete chakras tradicionales, que en sentido ascendente coinciden con los colores del arcoíris. En realidad, los teosofistas se limitaron a actualizar la sabiduría antigua a la vista de lo que ellos mismos percibían a través de su visión áurica.
Quienes son capaces de ver el campo áurico, describen áreas espiraladas de color en constante movimiento y cambio. En ocasiones, estos colores son apreciados en “capas” particulares descritas como cuerpos “diferentes”, o bien centrados en vórtices de energía específicos: es en ese momento que reciben el nombre de chakras. Sin embargo, en la actualidad las energías que nuestro mundo recibe desde el cosmos están cambiando.
HACIA EL FUTURO
Nuestro pequeño y frágil planeta se encuentra saturado de nuevas energías, cada vez más potentes y variables, provenientes de nuestro sistema solar y la galaxia. Estas energías, mejor descritas como luz de alta frecuencia, estimulan nuestro potencial evolutivo. Si analizamos la situación en detalle, valiéndonos de nuestra consciencia superior, nos daremos cuenta de que el sistema de siete chakras (más los otros chakras menores) resultaba muy apropiado para los dos milenios anteriores, pero que ahora es fundamental que edifiquemos sobre esta “memoria” para caminar hacia el futuro. La mejor manera de conseguirlo, entonces, consiste en conectar con las nuevas energías. En el curso de tan intenso trabajo nuestra aura se expandirá y entrarán en juego todavía más chakras.
CHAKRAS RECIENTEMENTE DESCUBIERTOS
Los nuevos chakras transpersonales de los que dispone la humanidad en esta época son, en orden ascendente: estrella de la tierra, Hara/ombligo, causal, estrella del alma y puerta estelar. La primera persona que dio nombre a estos chakras fue Katrina Raphaell en su libro The Crystalline Transmission (Transmisiones a través de los cristales, Neo Person, 1991), y muchos sanadores y expertos en el uso de cristales continúan trabajando para comprender mejor estos chakras. Lo que sí está claro es que estamos recibiendo un nuevo tipo de poder personal espiritual que no tiene que ver con ninguna religión.
CHAKRA ESTRELLA DE LA TIERRA
Este chakra es como un “regreso al futuro”. En el seno de civilizaciones tan remotas como Mu y Atlántida los humanos fuimos seres de luz, y en aquellas épocas sabíamos que proveníamos de las estrellas… y que a ellas regresaríamos. Pero todo cambia; nuestro cuerpo adquirió mayor densidad y sólo conservamos un campo áurico apenas visible. Las enseñanzas antiguas nos aseguran que giramos en espiral alrededor del universo sin regresar jamás al mismo punto del espacio, y que cargamos con ciertos recuerdos sobre nuestro pasado que han quedado codificados en nuestras células corporales.
Cómo despertar el chakra estrella de la tierra
Cada vez que andamos, el chakra estrella de la tierra, que se encuentra bajo nuestros pies, se conecta con nosotros a través de las terminaciones nerviosas que cubren nuestras plantas. La conexión energética sutil se produce mediante los puntos de reflexología relacionados con el chakra y situados en la cara interna de cada pie. En la actualidad, algunos recordamos aún nuestros orígenes, y sabemos que allí donde camine un ser iluminado la atmósfera circundante se “enciende”.
Para la mayoría de las personas, el chakra estrella de la tierra es de color oscuro, incluso negro. Pero en el caso de los seres iluminados, cuando sus pies tocan el suelo, surge un destello magenta anunciando el despertar del chakra, que pasa a formar parte de su campo áurico expandido. Este campo áurico mayor combina su halo dorado del chakra corona con la intensa luz de otros tres chakras principales situados encima de la cabeza. En estos momentos, a pesar de que aún se encuentran en un cuerpo físico (muy refinado), habrán trascendido la cuarta y quinta dimensión y se estarán preparando para ascender a la sexta.
Si deseas caminar conscientemente y tomar contacto con el suelo, deberías enviar “raíces” desde tu columna hasta las plantas de tus pies y, de allí, al corazón cristalino de la madre tierra, un proceso que también te conectará con el chakra estrella de la tierra. Junto con las activaciones cristalinas de naturaleza espiritual, se trata de la primera fase de tu viaje de regreso a las estrellas.
Principales características
Color: Negro, pero magenta al ser activado
Temas fundamentales: recreación de la materia
Localización física: debajo de los pies, extendiéndose en círculo
Área física asociada: nervio final en las plantas de los pies
Área espinal asociada: nadi central sushumna
Aspecto interior: reestructuración del ADN humano
Acción física: conciencia de la naturaleza
Acción mental: superar la polaridad
Acción espiritual: preparación para el ascenso del cuerpo de luz
Piedra preciosa activadora: cuarzo claro
LOS CRISTALES Y LOS TRES CHAKRAS CELESTIALES
Antes de que se produzca la activación del chakra estrella de la tierra, suele entrar en juego otro chakra importante: el llamado Hara/ombligo, localizado encima del chakra sacro. El Hara suele estar más desarrollado en aquellas personas que practican artes espirituales orientales, en tanto que los occidentales han desarrollado más su chakra sacro. El Hara es de color anaranjado amarillento y actúa sobre los riñones, la digestión y la absorción de alimentos.
Debido a que nos proporciona sustento físico y fuerza (al igual que las artes marciales orientales), se trata de un área clave para el impulso del metabolismo y la pérdida de peso, sobre todo en combinación con la práctica de técnicas orientales. Los cristales ojo de tigre y cornalina aportan luz a este chakra.
Los tres chakras personales y celestiales que se encuentran sobre nuestra cabeza, reciben el nombre de causal, estrella del alma y entrada celestial; se sitúan dentro de nuestro campo áurico, pero también lo superan, y podríamos definirlos como nuestras estaciones de retransmisión personales hacia las estrellas. De hecho, transmiten y reciben distintas energías que pasan a los demás chakras.
El chakra causal
Se sitúa a unos 10 cm por detrás del chakra corona, alineado energéticamente con Alta Mayor y la columna vertebral. Así como Alta Mayor se ocupa de la memoria distante, cuando el chakra causal se encuentra activado es capaz de guiar nuestra vida actual, si es que nos estamos dedicando a explorar el espíritu. En esos momentos actúa como un beneficioso filtro que “colorea” nuestras intenciones por el bien de toda la humanidad.
Comprenderás, entonces, que si el ego nos limita, este chakra no funcionará. El chakra causal nos permite reprogramar conscientemente nuestra vida a través de la silenciosa paz interior. Resuena con los cristales kianita, piedra de la luna y celestita, y con el color del agua. La activación del chakra causal se consigue mediante un trabajo de concentración llevado a cabo por un sanador experimentado que, como “trabajador de la luz”, comprenda el papel que ésta desempeña en el ascenso de la consciencia humana.
La estrella del alma
Este chakra se sitúa aproximadamente a 15 cm del extremo superior de la cabeza, en línea directa con las energías de tonalidades violetas y doradas del chakra de la corona, con las que se funde. Se trata de nuestra conexión con la totalidad de la vía láctea, y aporta información desde la galaxia a todo individuo que haya iniciado el proceso de despertar. A cambio, las almas que ya han despertado, transmiten formas de pensamiento a la fuente mientras todavía se encuentran en un cuerpo físico, y al abandonar el cuerpo en el momento de la muerte, dejan una semilla del ser iluminado en la estrella del alma.
Por esta razón, los pueblos de la antigüedad aseguraban que se transformaban en estrellas del cielo nocturno y que, a pesar de que sus cuerpos morían, sus almas nunca lo hacían. La estrella del alma puede ser activada mediante cristales a través del trabajo de un sanador experimentado, que utilizará una “vara” de selenita. A este chakra se le asigna el color de una delicada luz con tonalidades de melocotón rosado.
La puerta estelar
Se trata del vínculo más elevado que podemos mantener con la creación en esta fase específica de la evolución de la humanidad. Suele encontrarse a 30 cm del extremo superior de la cabeza, pero al igual que los otros dos chakras celestiales, su posición varía enormemente. De hecho, se entiendo que este chakra de luz, que nos conecta con el cosmos, es multidimensional, holográfico, interestelar y eterno.
En esta particular encrucijada espiritual para la humanidad, la creación utiliza la puerta estelar para convocar a los humanos que ya han despertado, con el fin de iluminarlos con la radiación de la luz divina de toda la creación. No hay nada que podamos hacer personalmente para activar este chakra, la activación sólo tendrá lugar cuando la humanidad en su conjunto se encuentre preparada. Sin embargo, sí que deberíamos predisponernos para ese momento practicando diariamente actos de amor incondicional, evitando juzgar, y actuando con compasión y gracia hacia todos los seres vivos.
Meditación con moldavita
Para tomar conciencia de la puerta estelar puedes meditar con moldavita, un cristal verde claro poderoso y poco habitual, de origen extraterrestre. Basta con que cojas una pieza de moldavita en la mano durante la meditación y le pidas que te conceda visión interior de tipo interdimensional, a la que habitualmente se conoce como “cosmovisión”. Esta piedra permite atraer buenos propósitos e intenciones para que las energías de cambio entrantes puedan quedar “ancladas” en el planeta a través de tu sistema de chakras.
La moldavita ayuda a eliminar los patrones kármicos inútiles que permanecen encerrados en alguno de nuestros chakras, y aporta claridad de intención para el futuro.
LOS TRES CHAKRAS CELESTIALES
Aunque muchos de nosotros sólo podamos aspirar a comprender los tres chakras celestiales antes mencionados, analizaremos a continuación los siete chakras principales a la luz de una nueva conciencia, que nos transmite que ellos se encargan de procesar propiedades astrofísicas que mejoran la vida. Los siete chakras reciben y transmiten radiación solar, en tanto que nuestros dos chakras de las sienes, además de nuestros pezones o senos y genitales u ovarios, reciben y transmiten radiación lunar. Los restantes chakras menores de alta frecuencia, junto con Alta Mayor y numerosos nódulos de energía que resultan esenciales para el bienestar de nuestra conexión alma-espíritu-cuerpo, reciben y transmiten radiación cósmica. Por tanto, nos vinculamos a los poderes de la luz y la creación a través de numerosos chakras:
• Siete chakras solares
• Seis chakras lunares
• Varios centros de chakras cósmicos
Los efectos de la luna y el sol
Llevamos mucho tiempo comprobando la clara influencia que la luna ejerce sobre las mareas de nuestros océanos y los ciclos de nuestro cuerpo (en especial los ciclos menstruales femeninos), en tanto que los poderes del sol se convirtieron en el centro de atención de numerosas culturas antiguas de todo el mundo.
La cultura maya de América central, por ejemplo, concedía gran importancia al sol, y consideraba que cada día contaba con un tipo diferente de energía solar debido a las cambiantes posiciones que adoptan los planetas mientras nuestro sistema solar gira hacia el centro galáctico. A través de un intenso trabajo con cristales, algunos individuos han logrado absorber frecuencias energéticas específicas del sistema estelar en sus chakras principales. Cuando se consigue algo así y los chakras se activan, la persona parece desarrollar una “puerta estelar” en su campo corporal de energía, y en su aura se aprecia un intenso resplandor.
La luz de la creación
Los humanos no podemos vivir sin luz y color. La luminosidad de las estrellas distantes puede ser analizada mediante una técnica científica que divide el espectro de la luz estelar en las partes que lo componen, revelando los elementos químicos que componen la estrella. Las diferentes variedades de cristal se identifican mediante un proceso similar de análisis espectrográfico.
Cuando consideramos que los magníficos cristales que desarrolla la madre tierra son semejantes en su composición a las estructuras de líquidos cristalinos de nuestro cuerpo, comprendemos que estamos hechos de estrellas y piedras. Y ello nos convierte en verdaderos seres de luz en cuerpos físicos y nos permite identificarnos con cada punto de luz del cielo nocturno.