La energía cuántica

«LA ENERGÍA CUÁNTICA – EL BIOCAMPO»


Fuente: Revista natural


El campo sutil, que se extiende más allá del cuerpo físico, está expuesto a muchos factores estresantes que lo pueden alterar: teléfonos móviles, ritmo acelerado de la vida diaria, contaminación acústica, etc. Hay herramientas para combatir estas situaciones, el Q-link por ejemplo es un instrumento que consigue afinar su biocampo a través de una Tecnología de Resonancia Simpática (SRT). Con esta tecnología se consigue una mejora de la atención mental y concentración, mejora del sueño y reducción de la ansiedad.


En Occidente, la energía se describe usualmente como la capacidad de realizar un trabajo. El término «biocampo» (Biofield, en inglés) fue acuñado en 1994 en un congreso de medicina alternativa y desde hace años es una materia reconocida por la ciencia convencional.


La hipótesis del biocampo propone que todos los objetos irradian un campo electromagnético específico de frecuencias resonantes. Se trataría de un campo sutil que se extiende más allá de nuestro cuerpo físico. Las antiguas tradiciones espirituales indias han descrito estos campos como Prana, los chinos como Chi, los japoneses como Ki, el misticismo judío como luz astral y las pinturas cristianas como halos y otras formas de luz brillante rodeando a los seres espirituales. Actualmente existen investigaciones científicas sólidas que validan su existencia.


El biocampo es algo que usted probablemente ya habrá notado: una fuerza vital que estimula nuestro cuerpo y proporciona energía a nuestra vida diaria. Sutiles corrientes de energía e información se mueven en un campo superconductivo que produce un efecto sobre nuestra conciencia y nuestra salud, así como sobre nuestra calidad de vida.


Si nuestro biocampo no permanece en equilibrio, tampoco nosotros permanecemos en equilibrio. Las enfermedades, la fatiga y la apatía, reflejan un biocampo que no se encuentra en buenas condiciones. Es por ello que cualquier cosa que mejore nuestro biocampo reforzará a su vez nuestra sensación de bienestar. Estas percepciones se encuentran en el centro de los nuevos descubrimientos en medicina mente-cuerpo y también conforman una parte vital en prácticas como el yoga y la acupuntura.


Según la Medicina China Tradicional, estos patrones de energía interna se describen como 12 meridianos primarios con meridianos secundarios adicionales. Dentro de la India, los conceptos sobre la energía tienen sus raíces en los escritos que datan desde 5000 a.C. El prana se manifiesta en los campos universales de la vida-energía conocidos como auras y los centros de energía interna se conocen como chakras. Los desarrollos recientes en biofísica indican que los fenómenos del biocampo pueden empezar a comprenderse en términos científicos.


De acuerdo con la nueva ciencia, el biocampo consiste en un campo electromagnético generado por procedimientos bioeléctricos que tienen lugar en el cuerpo. Dicho campo está constituido por muchas longitudes de ondas diferentes, cubriendo el cuerpo y extendiéndose más allá del mismo. La ciencia de la biocomunicación electromagnética estudia cómo la información biológicamente útil es transportada por el referido campo. Dicho de un modo más familiar, el biocampo es como una «nube de información».


Las células corporales tienen la habilidad de emitir información hacia esta «nube», y asimismo recibir información de la misma. Se podría decir que las células son como miles de transmisores y receptores de radio, y el biocampo el sistema de transmisión «inalámbrico» del propio cuerpo. Vamos a exponer esta idea en términos más precisos.


Puede que la teoría se aborde mejor mediante un ejemplo: todos conocemos los fantásticos patrones que configuran los pájaros cuando se reúnen en bandada. En términos de física, esto es un sistema complejo. De forma intuitiva sabemos que no hay ningún coreógrafo central para el comportamiento, pero los dibujos simplemente surgen a raíz de las reacciones que provoca cada pájaro individualmente hacia sus vecinos más próximos.


Ahora podemos trazar una analogía directa entre la forma en que se comportan los pájaros durante el vuelo, y el comportamiento del biocampo en un organismo; cada pájaro individualmente es como una célula. Mientras que los pájaros cambian su dirección de vuelo en respuesta a otros pájaros, las células responden a los cambios en el biocampo que les rodea modificando la intensidad de la biorradiación que emiten.


Dichas interacciones entre células produce patrones de biorradiación a lo largo de todo el organismo, extendiéndose más allá del mismo. Estos patrones contienen información acerca de los procesos metabólicos producidos en el interior de las células.


Mientras que la radiación procedente de una única célula quedaría inundada por la radiación de fondo, el patrón coordinado de la emisión de radiación procedente de millones de células puede mantenerse claramente firme ante el ruido aleatorio. Esta coordinación de células que producen biorradiación recibe el nombre de coherencia.


La comunicación coherente entre las células proporciona un mecanismo para los procesos metabólicos en células de todo el cuerpo, para que se coordinen entre sí. La coherencia es el enlace esencial que hace del biocampo un medio viable para la comunicación en el cuerpo. Un biocampo incoherente no puede proporcionar un sistema de comunicación.


Actualmente, la contaminación electromagnética provocada por la acción humana hace que, sin duda, la robustez del biocampo se encuentre bajo una presión mayor de la que había soportado jamás. Los causantes mundanos de estrés, como son las pantallas del ordenador, los jefes iracundos, los teléfonos móviles, la radio y televisión sensacionalista, los atascos, etc., hacen que el biocampo se vuelva más caótico e incoherente.


La respuesta científica es que a través del estudio integral de la energía sutil y la física cuántica han surgido herramientas prácticas para mejorar nuestras vidas.


La historia del q-link


El Q-link (quantum link) surge de un nuevo paradigma en el seno de la ciencia. Estudios científicos que datan de los anteriores años 80 descubrieron que las partículas saltan dentro y fuera de la existencia y cambian cuando son observadas, demostrándose que la información, la energía y la conciencia estaban todas entrelazadas de una forma extraña.


Los creadores del Q-link descubrieron que los primeros prototipos podían afectar el nivel de crecimiento de las plantas y mejorar el agua. Los experimentos subsiguientes confirmaron los efectos positivos que se producían sobre los sistemas químicos. Entonces estimaron que si la tecnología trabajaba en ambos sistemas, el biológico y el químico, con toda seguridad surtiría efecto sobre el más complicado de todos los sistemas bioquímicos: el ser humano.


El Q-link es un instrumento que consigue afinar su biocampo a través de una Tecnología de Resonancia Simpática (SRT) y para entender claramente cómo funciona, podemos imaginarnos un diapasón que vibra a un tono determinado. Este diapasón empezará a vibrar cuando un sonido cercano produzca el mismo tono.


De una forma similar, la tecnología de resonancia simpática del Q-link está sintonizada para optimizar el sistema energético humano mediante la resonancia. Cuando interactúa con el biocampo del individuo conduce a un reequilibrio y una restauración, de acuerdo con sus necesidades personales.


En la actualidad el Q-link es utilizado por miles de personas de todas las edades y condiciones, incluidas personas famosas, cantantes, deportistas, atletas olímpicos, etc. Aumenta la resistencia a cualquier tipo de estrés, garantizando el rendimiento óptimo de la persona que lo lleva, fortaleciendo el sistema energético del cuerpo.


Reduce los efectos de la radiación electromagnética de teléfonos móviles, antenas, ordenadores y el efecto del jet-lag de los viajes en avión. Asimismo, otros beneficios reportados son la mejora de la atención mental y concentración, mejora del sueño y reducción de la ansiedad.

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