Una buena higiene corporal contribuye a un estilo de vida saludable e incluye una serie de hábitos diarios. La higiene garantiza una buena salud, porque un cuerpo o una piel sucios, son el ambiente ideal para promover el desarrollo de microorganismos.
La Higiene de la Piel
La limpieza de la piel es parte de las acciones diarias que aseguran una buena higiene personal, junto con la higiene oral o íntima o la higiene de las manos. Se puede completar con un cuidado específico según el tipo de piel.
¿Por qué es importante la limpieza de la piel?
La piel secreta permanentemente sebo y sudor, que forman una película protectora en su superficie: es la película hidrolipídica. Demasiado sudor a veces conduce a malos olores y puede causar irritación, mientras que el exceso de sebo, promueve el desarrollo de bacterias. La limpieza de la piel permite eliminar:
● El exceso de sebo y sudor.
● Rastros de contaminación y suciedad.
● Parte de la piel muerta, que, sin embargo, para eliminarse por completo, requerirá el uso regular de un exfoliante.
No usaremos el mismo producto para el cuerpo, la limpieza del rostro o para la higiene íntima. Cada zona tiene una sensibilidad particular, un pH único y necesidades específicas.
Los aceites para ducha han aparecido recientemente en el mercado. Están orientados especialmente a las pieles secas y muy secas. No obstante, y a pesar de los muchos beneficios que las campañas de marketing les atribuyen, deberemos analizar detenidamente la etiqueta de cada producto y evitar los tintes y las fragancias sintéticas, así como los conservantes del tipo metilisotiazolinona.
Conocido desde la Antigüedad, el jabón es la apuesta más segura para la limpieza de la piel, por supuesto, a condición de que esté libre de conservantes y fragancias u otras sustancias artificiales.
Antes de comprar un jabón, observa su composición, que debe limitarse a unos pocos ingredientes básicos:
● Uno o más aceites vegetales.
● Sosa cáustica, conocida como «hidróxido de sodio».
● Agua.
Para las pieles sensibles existen jabones “surgras”, más ricos en aceites, que limitan la sequedad de la piel.
Es bueno saberlo: la mayoría de los jabones están fabricados a partir de grasas animales, a menudo sebo de cerdo, que aparece en la etiqueta como sodium tallowate (sebo de sodio).
¿Cómo limpiar la piel?
La limpieza debe ser suave, no debe ser agresiva con la piel con un frotado demasiado enérgico. Enjuaga muy bien con abundante agua para eliminar la mayor cantidad posible de producto. Termina la limpieza secando suavemente con una toalla, sin frotar.
La toalla debe cambiarse regularmente (lo ideal sería después de cada uso), a riesgo de convertirse en un auténtico “nido de microbios”.
Higiene Corporal: La Ducha
Se recomienda una ducha al día, ni muy larga ni demasiado caliente, a riesgo de provocar sequedad en la piel. Por otro lado, no es recomendable lavarse el cabello diariamente para evitar que se vuelva a engrasar demasiado rápido. La ducha elimina:
● El sudor.
● El exceso de sebo.
● Algunos microbios.
● La suciedad acumulada en la superficie de la piel.
Los productos de higiene personal utilizados para la ducha deben seleccionarse cuidadosamente, especialmente según el tipo de piel y las diferentes zonas del cuerpo:
La limpieza del cuerpo se realiza con un gel de ducha, un jabón, un aceite de ducha, etc.
La limpieza facial requiere productos específicos adaptados al tipo de piel y las preferencias personales: jabón o gel, crema o espuma limpiadora, etc.
Higiene Íntima
La zona vulvar externa consiste en mucosa, cuya constitución y funcionamiento es diferente de la piel. El pH es, por ejemplo, más alcalino, lo que la convierte en una zona más sensible.
Para la higiene íntima optaremos por jabones corporales suaves y cremosos, descartando los geles de ducha demasiado detergentes.
Limpieza de Manos: un Gesto Esencial de Higiene Personal
Una buena higiene de las manos ayuda a limitar las infecciones. En contacto con todo lo que nos rodea, las manos transportan bacterias y virus, especialmente en tiempos de gripe o gastroenteritis. Se recomienda lavarse las manos:
● Cada vez que vamos al baño
● Antes de cada comida
● Después de viajar en transporte público, visitar un hospital, etc.
El uso de agua y jabón, frotando en las palmas, entre los dedos y bajo las uñas durante al menos 15 segundos, es suficiente para la limpieza diaria de las manos. Las soluciones hidroalcohólicas deben reservarse para períodos de epidemias, el entorno médico o en ausencia de agua y jabón.
Higiene Corporal y Limpieza de los Pies
Para evitar la proliferación de bacterias y olores desagradables, los pies deben limpiarse a diario, bajo la ducha, por ejemplo, con agua y jabón.
Se debe prestar especial atención al secado. No debe haber rastros de humedad, especialmente entre los dedos, para prevenir la aparición de infecciones fúngicas. Los calcetines deben cambiarse a diario y después de cualquier actividad física.
Higiene Corporal y Cepillarse los Dientes
El cepillado debe realizarse como mínimo dos veces al día: después del desayuno y antes de acostarse, con un cepillo y pasta de dientes. Lo ideal es completar la limpieza con un enjuague bucal.
Cepillarse los dientes ayuda a eliminar la placa dental, que provoca caries, y evitará la aparición de enfermedades como la gingivitis o la periodontitis. Por otro lado, una buena higiene bucal ayudará a combatir la halitosis (también conocida como mal aliento).
La Limpieza de la Ropa
Además de lavar el cuerpo, se logra una buena higiene corporal lavando los tejidos que están en contacto con él:
● La ropa interior debe cambiarse todos los días.
● En el baño es recomendable cambiar a diario las toallas usadas para el bidet, ya que retienen bacterias que se desarrollan en un ambiente húmedo.
● En los baños y la cocina, las toallas y los paños de cocina usados para secarnos las manos deben cambiarse regularmente. También es importante dejarlos secar entre dos usos.