Detección de bloqueos en los chakras
En el conocimiento de los chacras disonantes, se oculta una gran oportunidad para el autoconocimiento. Se trata siempre, en primer lugar, de nosotros mismos, y sólo en segundo lugar de los demás, con quienes, naturalmente, podremos compartir nuestras experiencias. Sin embargo, el objetivo no consiste en convertir a otros, sino en conocerse y «salvarse» a sí mismo, para después poder conducir amorosamente a los demás por el mismo camino del autoconocimiento.
El autoconocimiento no es siempre agradable, pero alguna vez deberán iluminarse nuestros lados sombríos, puesto que sólo así podrán ser liberados. De manera que esta vía para el conocimiento merecerá la pena, sin lugar a dudas, puesto que al mismo tiempo pone en nuestras manos toda una gama de posibilidades en el tratamiento de los chacras y la armonización de los mismos.
Para el diagnóstico de los chacras se nos ofrecen diferentes vías. Utilizar cualquiera de ellas resultará perfectamente suficiente para realizar un autodiagnóstico o diagnóstico ajeno efectivo.
Primera: con la descripción de cada uno de los chacras, se ofrecen características claras para su reconocimiento, con las que podrás medir cuáles de tus chacras se encuentran disonantes, armonizados o funcionando defectuosamente. Con la ayuda de estos criterios, cualquiera puede conocer sus zonas problemáticas rápidamente.
Segunda: otra posibilidad de evaluar nuestro sistema de chacras consiste en observar atentamente cuáles de ellos reaccionan de forma llamativa en situaciones de estrés o choque extraordinario. Podría ser que, en determinadas situaciones vitales difíciles, siempre te asalten las mismas dolencias: por ejemplo, si el chacra radical se encuentra hipofuncionando, en una fuerte situación de esfuerzo puedes tener la sensación de «perder pie», e incluso puede provocarte diarrea. En caso de hiperfunción del primer chacra será fácil que te asalten la ira y los arrebatos agresivos.
Si en tu segundo chacra existe un funcionamiento deficiente, ante tensiones extraordinarias se produce un bloqueo de los sentimientos; con una función exagerada, con toda probabilidad romperás a llorar o reaccionarás con una emocionalidad incontrolada.
En caso de hipofunción en el tercer chacra, ante grandes esfuerzos se instaurará un sentimiento de impotencia, una sensación de incapacidad, o una incómoda sensación en el estómago o un nerviosismo empedernido. Una sobrecarga en este chacra está caracterizada por la excitabilidad nerviosa y por el intento de controlar la situación mediante la hiperactividad.
Si tienes la sensación de que «el corazón se te para», hay que atribuirlo a una hipofunción del chacra coronal. Cuando ante el estrés te palpita el corazón, es un indicativo de una disfunción generalizada del cuarto chacra.
En caso de hipofunción del chacra del cuello, se te hace un nudo en la garganta, probablemente empezarás a tartamudear o la cabeza te temblará por todas partes; en caso de una hiperfunción disonante, tratarás de tomar la situación con firmeza mediante una avalancha de palabras nada maduradas.
Si en situaciones de estrés o choque no puedes tener claras las ideas, significa una hipofunción del chacra frontal, y una sobrecarga se expresaría a menudo con dolores de cabeza.
Tal tipo de reacciones siempre se presentan sólo en los puntos débiles de nuestro sistema energético. Una buena observación puede ayudarnos a tomar conciencia en estos casos.
Tercera: continuamos sirviéndonos del lenguaje corporal. Por primera vez es posible determinar, por la forma externa y por las cualidades externas del cuerpo de una persona, si alguna zona se encuentra energéticamente en disonancia.
A fin de cuentas, nuestro cuerpo es una perfecta imagen de las estructuras energéticas no materiales. Siempre que se produzcan anomalías físicas, ya sean espasmos, hinchazones, tensiones, debilidades o similares, podemos asignarlas al chacra correspondiente en función del lugar donde se producen.
Todos nosotros conocemos las diferencias de las apariencias corporales, de las que nos podemos servir para formarnos una clara imagen de una persona concreta.
Con frecuencia, esta imagen puede transferirse con facilidad a los chacras. Así, encontramos personas que evidentemente tienen toda su energía orientada hacia arriba, y que en la zona inferior del cuerpo tienen características absolutamente débiles. En otras se presenta exactamente lo contrario; e igualmente hay otras que parecen estar compuestas únicamente por puntos débiles o por puntos fuertes.
La voz es con frecuencia un importante criterio para enjuiciar el estado del chacra del cuello.
Si además se tienen en cuenta las debilidades orgánicas o incluso los síntomas de enfermedad, tienes uno de los puntos de referencia más transparente sobre cuál es la zona del sistema de chacras donde existen deficiencias. Con ayuda de esta relación puedes consultar qué chacra se ve afectado con determinados trastornos orgánicos y necesita curación. Esto te permitirá aplicar voluntariamente las medidas que adoptes.
Cuarta: como cuarta posibilidad, existe una prueba especial con la que trabajan muchos terapeutas. Para ella se necesitan, en general, dos personas, colocadas frente a frente. Se trata de la prueba kinesiológica.
En la práctica, se procede de la siguiente forma: coloca la mano derecha sobre un chacra y simultáneamente extiende lateralmente el brazo izquierdo formando ángulo recto con el cuerpo.
La otra persona que hace la prueba contigo da la orden de «oponer resistencia», y mientras tú intentas mantener tu brazo en la posición indicada, ella intenta empujar el brazo hacia abajo, ejerciendo la presión aproximadamente a la altura de la muñeca.
Si el chacra está armonizado y equilibrado en su funcionamiento, el brazo extendido ofrece una clara e intensa resistencia; si, por el contrario, el chacra que se somete a la prueba está bloqueado, puede notarse con facilidad que el brazo no opone esta resistencia, y la persona que efectúa la prueba podrá empujarlo hacia abajo con muy poco esfuerzo.
Mediante este método de prueba se pueden recorrer los siete chacras, desde el chacra radical hasta el chacra coronal; lo que permite obtener una clara imagen del estado energético de los mismos.
Cuando existen trastornos en el chacra, el brazo reacciona siempre con debilidad. Posteriormente se puede repetir esta misma prueba para constatar la existencia de cambios. Con un sistema de chacras libre de trastornos, la prueba del brazo debería dar las siete veces el resultado de «fuerte», es decir, el brazo empujado hacia abajo debe ofrecer resistencia sensible las siete veces. Puede hacerse una breve pausa entre las pruebas de los diferentes chacras para prevenir eventuales fenómenos de fatiga del brazo.
Otra variante de esta prueba consiste en mantener presionados el dedo pulgar contra el dedo índice de la mano derecha, y con la mano izquierda cubrir el chacra objeto de la prueba.
Nuestro compañero en la prueba intentará, cuando se dé la orden pertinente, separar los dedos que mantenemos firmemente apretados uno contra otro. Si los dedos ofrecen una gran resistencia, el chacra sometido a la prueba se encuentra en buen estado, si, por el contrario, la resistencia es reducida, el chacra objeto de la prueba está trastornado y necesita tratamiento.
Es cierto que para estas pruebas kinesiológicas se necesita un poco de práctica si queremos alcanzar resultados seguros. Sin embargo, este método funciona excelentemente, y nos sirve para reconocer exactamente qué chakras deberíamos trabajar para alcanzar su armonía.
Quinta: se denomina «visión interna» a otra posibilidad de la que disponemos para evaluar nuestros chacras. Para muchas personas es la forma más sencilla y rápida de entrar en contacto con su sistema energético.
Para ello es preciso adentrarse durante algunos minutos en un estado meditativo de silencio, e intentamos formarnos una idea del estado de cada uno de los chacras mediante nuestros «ojos interiores». Al hacerlo, recorremos sistemática y lentamente los chacras, desde abajo hacia arriba. Muchas personas pueden reconocer claramente el estado de sus chacras basándose en los cambios cromáticos. Otras personas tienden a ver formas. Y también hay quienes reconocen el estado armónico o inarmónico de los chacras por su tamaño y poder de irradiación.
Con frecuencia se percibe una combinación de estos diferentes elementos. Todas estas posibilidades y criterios de valoración se basan, sin embargo, en una cierta experiencia, y necesitan ser entrenados a menudo, si queremos llegar a resultados inequívocos y claros.
Sexta: cada vez son más las personas capaces de palpar con las manos la situación energética de los chacras. Para definir esto se utiliza con frecuencia el concepto de «clarividencia táctil».
Se siente una cierta resistencia cuando se impacta con la envoltura energética del cuerpo etérico. Esta resistencia se siente de forma similar a lo que sucede al moverse dentro del agua.
Es posible que se puedan detectar ciertas rugosidades, agujeros o excrecencias. Podemos practicarla acercando lentamente las manos a nuestro propio cuerpo, al cuerpo de otra persona o incluso a animales y plantas, y tratar de percibir sensorialmente los cambios que se producen. También en este caso la experiencia, nacida de la aplicación frecuente de la técnica, es imprescindible para una evaluación clara y acertada.
Séptima: el camino más directo es la «aurividencia», o visión del aura, si bien sólo un número relativamente pequeño de personas posee esta capacidad bien desarrollada.
Mediante esta facultad el «vidente» tiene acceso directo a las situaciones energéticas y procesos que se consuman en él mismo y en las demás personas. Es de gran importancia interpretar de forma correcta lo observado, y para ello es preciso mucho entrenamiento, experiencia y don de observación.
Existen personas en condiciones de juzgar y evaluar el cuerpo energético, y en particular el sistema de los chacras de otras personas, incluso a grandes distancias de varios cientos o incluso miles de kilómetros. En general, esto se realiza a través de una foto del consultante, o vía telefónica.
Octava: otro camino para detectar el funcionamiento de los chacras de otra persona, es la capacidad medial de percibir en los chacras propios exactamente lo que el consultante experimenta y siente. Para ello, el terapeuta primero entra en resonancia con el cuerpo energético del paciente. Sin embargo, no pocos terapeutas se sienten mal después de la consulta, padeciendo ellos los mismos síntomas que el consultante.
Novena: en algunos textos tradicionales asiáticos se mencionan diferentes características de un fundamento dominante de chacras concretos. A este respecto es particularmente interesante el análisis de nuestros hábitos de sueño.
Cuando una persona vive, sobre todo, a través de su primer chacra, en general tendrá unas necesidades de sueño bastante grandes, comprendidas entre 10 y 12 horas, y preferirá dormir boca abajo.
Las personas que necesitan aproximadamente de 8 a 10 horas de sueño, y preferentemente duermen en posición fetal, viven predominantemente a través del segundo chacra.
Cuando la vida está configurada principalmente por el tercer chakra, se duerme preferentemente boca arriba, y las necesidades naturales de sueño oscilan entre 7 y 8 horas.
Una persona cuyo cuarto chacra está ampliamente desarrollado, yace habitualmente sobre el lado izquierdo, y necesita aproximadamente 5 o 6 horas de sueño por noche.
Si el quinto chacra está abierto y es el que marca la pauta, sólo se duerme de 4 a 5 horas por noche, alternando entre la posición lateral derecha o izquierda.
Cuando en una persona el sexto chacra está abierto, activo y es dominante, sólo pasará aproximadamente 4 horas entre el sueño y la vigilia.
El «sueño vigilante» es un estado en el que la consciencia interior se mantiene mientras el cuerpo duerme. Esta forma de descanso es la que cabe esperar con un séptimo chacra abierto y dominante. El plenamente iluminado, por lo tanto, no duerme en el sentido habitual del término; en cualquier caso, sí concede a su cuerpo una fase de reposo.
Décima: junto a todas estas opciones, existen algunos otros métodos de ayuda técnicos, procedentes del sector paracientífico. Entre estos, cabe mencionar el péndulo y la varita mágica, así como la fotografía Kirlian, a los que recurren algunos terapeutas para efectuar el análisis de los chacras.
Entre las varitas mágicas, una de las más idóneas es la denominada «péndulo de zahorí» o «biotensor». Mediante este aparato puede conocerse con relativa facilidad el estado de los chacras.
Al igual que con un péndulo, un chacra estable se manifestará por los grandes círculos que produce en el péndulo o la varita, y un chacra alterado, por círculos menores o incluso porque el péndulo o la varita quedan en reposo. Naturalmente, aquí también es necesario practicar un poco para poder diferenciar claramente los resultados.
La fotografía Kirlian es un procedimiento técnico especial que permite obtener fotografías de las radiaciones energéticas de nuestro cuerpo, y representarlas mediante colores.