Cosmética Natural | El Concepto de Belleza

Desde la antigüedad, el pensamiento platónico se ha cuestionado la naturaleza de la experiencia de la belleza. Porque si bien es cierto que experimentamos la belleza sólo a través de los senderos de la sensibilidad, esta experiencia, sin embargo, parece referirse a normas absolutas y universales que escapan a los eventos singulares que la revelan.



La belleza es un tema y al mismo tiempo una apreciación más bien subjetiva: lo que es bello para una persona, puede no serlo a los ojos de otra. Sin embargo, a menudo el término canon de belleza (también llamado «canon estético«), se utiliza de forma generalizada para referirse a características y rasgos que la sociedad considera atractivos, deseables y bellos.


El diseño de la belleza puede variar de una cultura a otra y evolucionar con el tiempo. La belleza proporciona el placer resultante de las manifestaciones sensoriales, que se pueden sentir con la vista (por ejemplo, cuando la persona se considera interesante desde el punto de vista físico) o con el oído (escuchando una voz o una música agradable). Apreciaciones en las que el sentido del olfato, el gusto y el tacto no participan.


Uno de los cánones de belleza más populares es la armonía. Los humanos tienden a considerar que la armonía y las proporciones adecuadas son deseables.


Lo opuesto a la belleza es la fealdad, que en lugar de proporcionar placer, causa más bien rechazo y da lugar a una percepción negativa de aquello que está siendo observado.


La rama de la filosofía interesada en el estudio de la belleza es la estética. Esta disciplina analiza la percepción de la belleza y busca su esencia.


¿Qué es bello? ¿Qué es feo?


Todo lo que es bello nos estimula y nos ilumina, alcanzando, momentáneamente, una reconciliación entre nuestra sensibilidad y nuestra inteligencia.


Todos sentimos placer estético frente a objetos, personas u obras de arte. Pero, ¿cómo definir la belleza? ¿En qué se diferencia el placer estético de cualquier otro placer?


El intento de normalizar el gusto


1) Un determinismo sociocultural


En la concepción antropológica moderna, se ha aceptado comúnmente que la cultura a la que pertenecemos nos permite comunicarnos entre nosotros y, por lo tanto, compartir nuestras ideas y opiniones con los demás. Sin embargo, nos adaptamos inevitablemente al entorno en el que vivimos, por lo que resulta sencillo predecir nuestros comportamientos.


El entorno en el que nos desenvolvemos tiene una gran influencia en nuestro comportamiento y nuestras opiniones, pero también en todas nuestras representaciones del mundo. El lenguaje, los símbolos y los sistemas de creencias a los que nos adherimos, están formados por muchas ideologías, valores y patrones de comportamiento que se transmiten por tradición y se expresan de acuerdo con las diferentes normas sociales.


Por lo tanto, el placer estético que sentimos frente a una persona, un objeto o una obra de arte, está completamente definido y determinado por nuestra cultura y, por supuesto, por nuestro tiempo. Por lo tanto, si uno está interesado en las representaciones de la belleza en el campo del arte, entonces parece obvio que la concepción humana de la belleza evoluciona con el tiempo, pero también que varía según las zonas geográficas, y por lo tanto, según las diferentes culturas de los artistas.


Los artistas de la época del renacimiento, por ejemplo, tenían por ideal de belleza a las mujeres redondas, mientras que hoy, el estándar de la belleza se define por la delgadez. Y si comparamos las diferentes concepciones actuales relacionadas con la representación humana de la belleza, seguramente se observará que ésta varía según las diferentes culturas: los chinos admiran la belleza de las mujeres altas, los saharauis, las mujeres bien educadas, las mujeres brasileñas con las nalgas bien redondeadas, la tribu africana de los padaungs procedentes de Birnania las mujeres de cuello largo…


Este conjunto de factores es transmitido por diferentes tradiciones que guían los comportamientos individuales. Éstas no sólo son generalizaciones basadas en prejuicios, sino que, por el contrario, demuestran que la cultura influye en nuestras representaciones del mundo y, por lo tanto, en la posible concepción de la belleza que uno podría tener.


Además, las escuelas de buenos modales, demuestran que es posible la educación del gusto, ya que logran inculcar en sus estudiantes las nociones de estética, enseñándoles, entre otros, a vestirse bien, saber presentarse correctamente y, por lo tanto, agradar por la belleza exterior y la interior al mismo tiempo. Entonces, realmente existen estándares de belleza que imponemos en nuestras sociedades.


Por lo tanto, la idea de que la belleza se debe necesariamente a la influencia que la sociedad ejerce sobre nosotros y a la educación del gusto, es una aproximación bastante acertada.


2) La influencia de los medios


Absorbemos miles de imágenes todos los días en nuestro inconsciente que nos condicionan insidiosamente sin ni siquiera darnos cuenta. Nos bombardean con las mismas imágenes mostrando a mujeres andróginas embutidas en vaqueros de la talla 34 y flotando sobre sus botas de tacón.


De hecho, nos exponemos todos los días a un sinfín de anuncios publicitarios, programas de televisión, películas, etc. Con ello estamos sometiéndonos a una reeducación de nuestro gusto e integrando un nuevo concepto de la estética a través de los iconos que representan un modelo a seguir por todos.


Como resultado, los medios innegablemente ejercen una gran influencia en nuestras opiniones, actitudes y conductas que gobiernan nuestra conciencia e imponen estándares de belleza a seguir.


Conclusión


Es muy difícil escapar a los condicionamientos de nuestra cultura y nuestra sociedad, y todavía más a la de los medios.


Nadie puede negar el determinismo que pesa sobre nuestras acciones y nuestros pensamientos. Incluso los filósofos más inclinados a afirmar la libertad absoluta del hombre, han admitido que nuestras acciones están determinadas mucho más de lo que parece.


La Belleza Holística


Belleza holística: dos palabras que encierran un gran concepto. Si todavía no has oído hablar de este término, te presentamos esta nueva forma de entender la belleza y el bienestar.


La belleza integral es un concepto de belleza global, basado en el hecho de que nuestra apariencia no puede disociarse de nuestros sentimientos o emociones, ni del entorno ni de nuestras elecciones al respecto.


Debatida, discutida y cada vez más popular, la idea de que la apariencia es inseparable de la experiencia o del sentimiento, se abre paso en el mundo de la belleza… Éste es el principio de la belleza holística.


Belleza holística o belleza general


El término «holístico» proviene del «holos» griego, que significa «todo». El principio de belleza holística vincula nuestra apariencia exterior con todos los aspectos que conforman nuestra experiencia vital. En otras palabras, nuestro medio ambiente y nuestras interacciones sociales, nuestro medio ambiente y nuestro hogar, nuestras emociones y sensaciones, nuestra dieta o el paisaje… El aspecto más pequeño de nuestra vida cotidiana y la forma en que lo interpretamos, contribuyen a nuestro bienestar y, por lo tanto, a nuestra belleza.


¿Resumimos? En belleza holística, la belleza procede del interior. Por lo tanto, para tener un cutis maravilloso, una crema no es la solución, sino parte de una solución global que tiene en cuenta la dieta, la actividad física, la calidad del aire que respiramos, las relaciones sociales…


Una filosofía positiva


Sin pretender una belleza holística, todos nos esforzamos por aceptarnos tal como somos, con nuestros defectos y nuestras virtudes. El maquillaje debería estar destinado a sublimar, no a transformar u ocultar, ya que las relaciones humanas se basan en la profundidad. Una búsqueda de la autenticidad para mejorar el bienestar interior, propiciará inevitablemente la transformación exterior.


Y si dejáramos de pensar en nuestras estrías, ¿acaso los demás no lo notarían? Y si las aceptáramos, ¿no se convertirían en un activo? Y si nos tomamos el tiempo para reconectarnos con nuestro cuerpo, con nuestros deseos, ¿no se reflejaría en el exterior? Más cerca de la terapia que del tratamiento cosmético, la belleza holística es beneficiosa vista desde cualquier ángulo, y se nota, ¡simplemente!


En lo concreto…


¿Cómo practicar a diario la belleza holística? ¡Fácil! Practicando el pensamiento positivo, tomándonos unos minutos para relajarnos, viviendo el momento. Poniéndonos frente al espejo y mirándonos con amabilidad, aprendiendo a reírnos de nuestros errores, hasta que finalmente aprendamos a amarlos. Exigiendo calidad en nuestras relaciones con los demás, pero siendo tolerantes con sus pequeñas faltas.


Disfrutando de cada momento de calma, en el autobús o en el baño, cerrando los ojos y respirando profundamente. Tomándonos el tiempo para sentir el viento en el rostro mientras caminamos, o nuestras propias manos sobre la piel al aplicarnos una crema, el perfume de lila que entra por la ventana, los músculos que se estiran por la mañana al despertar…



Los accesorios más efectivos de la belleza holística son la aceptación (propia y ajena), el yoga, la meditación, la alimentación saludable, un sueño de calidad, las relaciones que nos nutren y enriquecen… Es en la meditación, la contemplación de la naturaleza y la positividad donde descansa el último pilar de la belleza holística. Un trabajo mental cuyo objetivo es liberarnos de los pensamientos negativos que tan destructivo impacto ejercen sobre nuestras emociones y nuestra percepción del mundo.


La belleza ha ido variando a través de los tiempos, las diferentes culturas y las vastas percepciones del mundo. La belleza ha sido descrita y representada a través de imágenes y conceptos que impregnan nuestras mentes. Se ha definido de muchas maneras, pero lo que descubrí es que la belleza es simple… La belleza es felicidad…

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