Técnicas de Meditación en Reiki

REIKI – TÉCNICAS DE MEDITACIÓN

Meditación Gasho

Los fundamentos del Reiki para el Maestro Usui son meditación, estilo de vida y mucha práctica del Reiki. La meditación es una típica meditación japonesa.

Se realiza por la mañana y por la noche, y es la mejor manera de conectar con el espíritu del Reiki.

La postura gasho es sencilla: Sentado, con la espalda tan recta como lo permita la condición física. El mentón ligeramente retraído para que las vértebras del cuello sigan la línea de las de la espalda. Es útil pensar durante un momento en que se está colgado del punto más alto de la cabeza, como si de una marioneta se tratase.

No es imprescindible sentarse a la japonesa (de rodillas en el suelo), o aplicar la posición del loto. Si es posible, mejor, pero una buena silla dura debería valer. Si se practica tumbado, hay que procurar no quedarse dormido.

Se juntan las palmas de las manos a la altura del corazón, rozando el esternón ligeramente con los pulgares. Esto estimula lo que en yoga se llama “nervio de la mente”, y ayuda a relajar la misma.

Se inspira y espira un par de veces suave y profundamente. Si la postura de manos y cabeza son correctas, quizá se sienta al cabo de un tiempo la energía de los dedos estimulando el centro de la frente.

Cerramos los ojos, procurando olvidarnos de todo, vaciando nuestra mente, por lo menos lo intentaremos sin demasiada preocupación (no es especialmente importante el resultado, sí el camino).

A continuación expresamos en voz altra los cinco principios de Reiki, procurando sentirlos:

Hoy no me enfadaré.
Hoy no me preocuparé.
Hoy seré agradecido.
Hoy practicaré.
Hoy seré amable”.

Si no se consigue vaciar la mente no debemos preocuparnos. Lo tomaremos con el mejor humor posible y simplemente continuaremos un rato sentados, sin movernos, gozando de algunas ráfagas de silencio interior, y permitiendo que los cinco principios se asienten en nuestro corazón.

Estas meditaciones deberían durar entre 20 minutos y media hora, pero siempre serán mejor cinco minutos que nada. Si no podemos hacerlo, no debemos preocuparnos… todo es sólo por hoy.

El ambiente puede ser importante, al menos al principio. Si es posible disponer de un lugar adecuado y tranquilo, mejor. Al principio resulta más sencillo. Pero es importante recordar que estamos intentando conseguir estos estados para poder funcionar mejor en el mundo. En ese mundo está el ruido de los coches, el niño llorón y la televisión de la vecina sorda. No debemos permitir que nos inquieten. Los inciensos, altares y demás, son pequeños lujos, no necesidades imperiosas.

Antes de recitar los principios, podemos solicitar la ayuda del Maestro Usui, de nuestros guías personales o de los guías del Reiki.

La finalidad de la meditación es conseguir un primer contacto con la energía, a fin de tener una parte activa en la iniciación. Sin que sea imprescindible, algo de ejercicio ligero justo antes de cualquier meditación ayuda mucho.

Meditación Kokyuhoo

No es estrictamente una meditación, sino una forma de cargarse de energía. No es exclusiva de Japón. La practican con otros nombres distintas escuelas.

En Energía Universal los traductores del Maestro Dang lo llaman «protocolo».

Sentados en cualquier parte, con la espalda recta y las manos sobre las rodillas con la intención de cargarse de energía Reiki. La intención es aquí muy importante. La concentración se lleva al punto más alto de la cabeza (justo en la vertical de las orejas).

De ser necesario, para sentir el punto puede golpearse o rascarse muy suavemente con la yema de los dedos.

Cerramos los ojos, nos olvidamos de cualquier pensamiento y sentimos cómo la energía entra por el centro de la corona y se extiende por el cuerpo. No pensamos, respiramos de manera superficial, sin esfuerzo. No dejamos de concentrarnos en el centro de la cabeza, pero no nos preocupa lo que sentimos… y mucho menos lo que no sentimos.

Ocasionalmente puede que sintamos cierta actividad en el centro de la frente, no hacemos caso. Ese centro se entusiasma con mucha facilidad. Continuamos durante unos cinco minutos, no suele hacer falta más. Podemos hacerlo siempre que lo necesitemos, o cuando tengamos que hacer otros ejercicios con energía.

Es fácil que nuestra atención se desvíe hacia nuestra respiración, pero no es recomendable, ya que esto suele hacer que cambiemos el ritmo respiratorio. La respiración debe ser normal, suave y tranquila.

Volvemos a nuestra cabeza y observamos lo que pasa en ella.

Prácticas con la energía

Estos son ejercicios para sensibilizarnos a la energía. La mayor parte no son típicos de Reiki, pero son muy útiles.

Parte de la filosofía Reiki es que los chacras, la energía y el aura, no deben ser cosas que están en los libros, sino que deben sentirse. En un ambiente occidental es posible encontrar a veteranos de Reiki incapaces de localizar un chacra al tacto. Pese a ello, el Reiki funciona.

Hay muchas maneras de sensibilizarnos a la energía. Trabajaremos con la sensibilización de las manos, ya que son la primera herramienta en Reiki. En general se recomienda hacer estos ejercicios después del Kokyuhoo.

Hacemos unos giros de ojos, unos estiramientos, movemos bien el cuello, la columna y las caderas haciendo giros, torsiones y estiramientos suaves. Sentimos el cuerpo tras la meditación. Frotamos nuestras manos con fuerza durante dos minutos o hasta que el calor sea verdaderamente molesto. Ahora deberían estar hormigueando o con un ligero picor. Ahora golpeamos suavemente el centro de la palma de cada mano con las yemas de los dedos de la otra. Todo esto ha llevado nuestra atención, y con ella su energía, a las manos, y aumentado nuestra sensibilidad en las mismas.

Colocamos las manos separadas con las palmas enfrentadas frente al pecho. Las juntamos y separamos lentamente. En algún momento notaremos un cambio. Las sensaciones puede ser muy variadas. Puede percibirse que hay una resistencia al unirlas, que a partir de un punto se atraen, ambas sensaciones son similares a las que se sienten jugando con imanes potentes para ver cómo se atraen o se repelen. Puede que en algún momento sintamos calor. También puede que no sintamos los cambios en las manos, sino sensaciones en la frente, en el estómago, en la columna vertebral o alrededor de nosotros.

Nos mantendremos atentos, sin esperar nada concreto, y descubriremos cuáles son nuestras sensaciones personales. Muchos fracasos en cursos de energía se deben a que los instructores se empeñan en decirle a los alumnos lo que deben sentir y lo que no, cuando cada persona es un mundo. Buscando una sensación que no le es propia, el alumno pierde de vista las suyas.

Tampoco debe preocuparnos demasiado si en un principio no sentimos nada. En los cursos en presencia nunca se tardan más de veinte minutos en tener resultados, pero cuando uno está solo, puede necesitar mucho más.

Ahora podemos palpar, llevando la mano desde lejos, el aura. Acercamos las manos a nuestros muslos, a nuestros hombros. Hacemos lo mismo con ambas manos hacia la cabeza. Si tenemos compañeros, podemos jugar un rato entre nosotros, por ejemplo, a llevar la mano despacio desde lejos hacia los hombros.

No debe dedicarse mucho tiempo a este ejercicio, al principio seguramente consumirá nuestra propia energía y nos cansaremos. Por eso es importante hacer el Kokyuhoo antes. Es recomendable hacer también Kokyuhoo al final de cada sesión.

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