Reiki: los grados Reiki

LAS INICIACIONES DEL REIKI


La Iniciación o sintonía es el rito o ceremonia en la que el Maestro ayuda a los alumnos a conectar para siempre con el Reiki. No es necesario repetirla, pero es un proceso de por sí tan sanador que se recomienda repetirlo. La mayor parte de los Maestros de Reiki «reinician» a quien se lo pida aunque no sea alumno suyo.


Igualmente se recomienda iniciar en la sanación Reiki a los pacientes graves y a quienes requieran tratamientos muy largos. Se puede hacer incluso con bebes recién nacidos. Se hace de muy distintas formas según las escuelas, pero todas se basan en los rituales de iniciación a la energía empleados en los templos japoneses.


La parte más especial en un curso de Reiki es la iniciación. En ese momento es cuando se activa el canal de la energía Reiki, permitiendo acceder a esta energía curativa a voluntad. Durante las iniciaciones, se pide al alumno que se siente con las manos juntas frente al corazón, y éste notará una sensación sutil y calmada de paz y amor en la mayoría de los casos, y el flujo de la energía por todo el cuerpo y en especial en las manos en otros.


La iniciación y la práctica de Reiki, según el sistema Usui, está compuesta por tres grados o niveles energéticos:


El Primer Grado o Reiki Uno, abre de forma definitiva el canal de curación a través de la iniciación o sintonización, y permite a la persona iniciada la capacidad de transferir energía, en particular a nivel del cuerpo físico, a través de la imposición de manos, haciendo contacto en diferentes partes del cuerpo. Este grado nos capacita para ayudamos a nosotros mismos y a otros con la fuerza sanadora de nuestras manos. La iniciación en el Grado I habilita para aflojar bloqueos, desintoxicar el cuerpo, admitir una relajación profunda y aceptar una energía vital positiva.


Con la iniciación, se produce un cambio en el ser humano, y cada uno percibirá este cambio en forma diferente. Crecerá la disposición de ayudar a otros y la aceptación del ser humano íntegramente tal como es. Fortalecerá el pensamiento positivo y obtendrá una cosmovisión distinta. Aprenderá a descansar en sí mismo y tomará conciencia de la propia fuerza. Pero lo más importante, es no perder la relación con la realidad y pensar que, a pesar de todo, se sigue siendo un ser normal.


Es parte de la responsabilidad de la persona que administra Reiki ofrecérselo a alguien, pero jamás imponerlo. Reiki sólo fluye en la medida en que la persona está dispuesta a recibirlo en ese momento.


El autotratamiento con Reiki nos permite alcanzar una madurez personal que nos posibilita el trato responsable y caritativo con otros seres humanos.


Por esta razón es recomendable el autotratamiento periódico. Descubrimos el efecto de Reiki en nosotros mismos, y podemos así apreciar bien las reacciones cuando tratamos a otras personas.


El autotratamiento es una experiencia muy importante. Después de algún tiempo, notaremos un cambio, nos volveremos más tranquilos y serenos. Estaremos más abiertos a nuestro entorno y podremos relacionarnos con nuestros semejantes con mucha más franqueza.


Alineación de los chakras: Las manos se apoyan en el chakra del corazón y en el chakra del plexo solar.


Posición especial 4: Las manos se apoyan a la derecha y a la izquierda de la ingle. Con esta posición se alcanza el chakra de la raíz y del sacro.


Posición básica 1: Con esta posición se trata el chakra del cuello.


El tratamiento a otras personas puede efectuarse de acuerdo con cada necesidad individual, en cualquier posición, sentados, acostados o parados. Las piernas del receptor no deben estar cruzadas, y la postura debería ser relajada. En consecuencia, es necesario aflojar los cinturones ajustados y las corbatas.


Una suave música de meditación estimula la relajación y apoya el proceso de sanación. Una iluminación tenue y aceites aromáticos proporcionan un bienestar adicional.


Todos estos rituales se ejecutan antes de comenzar. Se habla con el receptor, se le pide que se relaje, que cierre los ojos y que respire con calma. Después se colocan las manos sin presionar sobre el lugar que va a tratarse. Los dedos permanecerán cerrados. En cuanto el receptor esté dispuesto a recibirlo, el Reiki comenzará a fluir. Esto se nota de diversas formas. No es necesario que las manos se calienten. El receptor también puede sentir una agradable frescura. Muchas personas sienten la fuerza del Reiki como una suave vibración y algunas hablan de golpes de corriente que reciben. Cada ser humano percibe la energía Reiki de distinta manera.


No es necesario desvestirse para el tratamiento. El Reiki también fluye a través de la ropa, de los vendajes y del yeso. Si la zona que va a tratarse está lastimada o es sensible al tacto, se sostienen las manos a cierta distancia sobre la misma. Para concluir el tratamiento, se pasa nuevamente tres veces por el aura, peinándolo. Se agradece el haber sido canal para el Reiki. Un tratamiento Reiki es siempre un intercambio entre el dador y el receptor.


El Segundo Grado o Reiki Dos, proporciona al iniciado tres de los símbolos de Reiki, que son las llaves que permiten que la fuerza vital actúe en una dimensión más profunda y sutil, potenciando la canalización de la energía y otorgando la capacidad de canalizar sanación a un nivel mental y emocional, además de curar a distancia.


El Nivel II, Reiki Mental/Emocional, permite tratar a distancia a los pacientes, o tratar simultáneamente a varias personas. Incluye técnicas para el tratamiento de problemas mentales y emocionales (memoria, adicciones, problemas de estudio, de relación…). Se incrementa la capacidad de transmitir energía, con lo que los tratamientos se abrevian; el típico tratamiento de una hora de Nivel I se convierte en 20 minutos de Nivel II. Se emplean símbolos y mantras, o frases que ponen de manifiesto la enorme influencia del Budismo en el Reiki.


El Segundo Grado de Reiki está reservado para aquellas personas que han realizado el Primer Nivel con anterioridad. La iniciación incluye el uso y enseñanzas específicas de los tres símbolos de Reiki que se enseñan en este nivel, conocidos como el símbolo de la Fuerza, el símbolo de la Luz y el símbolo del Amor, para aumentar la energía, proporcionar sanación mental y emocional, y dar tratamientos a distancia, respectivamente.



Con el Segundo Grado nuestra energía se afina, aumenta de vibración, transmuta y eleva sus frecuencias, trabajando también con el inconsciente, y por otro lado nos abre a dimensiones más sutiles de la conciencia. Los símbolos ancestrales que fueron revelados al Dr. Usui otorgan las llaves para intervenir sobre la relación causa-efecto entre los condicionamientos psíquicos y mentales y los síntomas físicos. Sin lugar a duda, en la mayoría de los casos, la fuente del mal se oculta en la mente y, a veces, más allá, en el espíritu.


El Tercer Grado tiene dos fases. La primera profundiza aún más la conexión con la fuerza de vida, y permite al maestro canalizar dos símbolos maestros además de los anteriores, y trabajar con el nivel de la conciencia.


La Maestría, o segunda fase, permite a los maestros transmitir las enseñanzas y las iniciaciones, y formar a otros maestros según la tradición del Sistema Usui y amplifica el canal energético al máximo.



El Nivel Maestro/Profesor otorga la capacidad de iniciar a otros en todos los niveles. Antiguamente se decía simplemente Maestro, y posteriormente se adoptó la denominación Maestro/Profesor para distinguir dos cosas. La cualidad de maestro es la de ayudar a sintonizar al alumno con la energía Reiki. Esto está al alcance de todo el mundo. La cualidad de profesor implica un conocimiento y una capacidad de comunicación similar a la necesaria para enseñar cualquier otra temática.


El Tercer Grado de Reiki se enseña tras un periodo de práctica del Segundo Grado y en él se enseñan los dos símbolos maestros para trabajar con la conciencia y el espíritu, elevar el canal de energía, profundizar y acelerar la resolución de las enfermedades y otras técnicas especiales como las parrillas de cristales y la cirugía astral.


La iniciación del Primer Grado está a disposición de todos, sin ninguna limitación, y no necesita de ninguna experiencia ni preparación previa. En la práctica, la iniciación se otorga en un solo día, y consta de una iniciación donde se levantan los bloqueos energéticos, físicos, mentales y emocionales, y se despiertan y se equilibran las fuerzas de autocuración. Se alinean y armonizan los chakras, liberando así el eje de la circulación energética en los cuerpos sutiles de cada persona.


Cuando fluye la energía universal el iniciado se llena de vida y de energía, irradiando luz, fuerza, amor y sanación. La fuerza vital otorga a la persona que lo canaliza la capacidad de transmitirla a través de las manos. Este canal sigue amplificándose cuanto más se utilice, tanto para la curación consciente de uno mismo como para la de los demás, y ya no se pierde nunca, sino que se mantiene toda la vida.


En el Primer Grado, después de la iniciación y purificación, se reciben instrucciones sobre el uso de esta energía con imposición de manos, enseñándose la secuencia para la práctica de una sesión de autocuración completa y también para proporcionar el tratamiento a los demás. Estas imposiciones de manos cubren todo el cuerpo físico, armonizando simultáneamente los cuerpos sutiles. La práctica de estas secuencias después de la iniciación, refuerza la enseñanza y asegura una perfecta comprensión teórica y práctica del proceso de transmisión energética, y permite al iniciado funcionar como canal de sanación.


No existe una forma equivocada de dar Reiki, pues cuando fluye, dondequiera que se coloquen las manos, esta energía penetra en el organismo del receptor sin ninguna intervención del sanador y se dirige guiada por su propia inteligencia donde más se necesita en la cantidad y duración adecuadas. Lo que redescubre en realidad el iniciado, es su capacidad olvidada de ser un canal consciente y totalmente receptivo, aprendiendo en el proceso el arte de permanecer en el silencio, haciendo sin hacer.


Una vez completada la iniciación, el canal permanece totalmente abierto, y la conexión con la energía vital puede considerarse completa, inagotable e ilimitada, y disponible para toda la vida.


El Primer Grado de Reiki actúa más específicamente sobre el cuerpo físico, armonizando el organismo y su metabolismo, y en especial los sistemas hormonales e inmunológicos. Recientes descubrimientos inmunológicos reflejan la existencia de un eje operativo entre la mente y el cuerpo como dos polaridades conectadas de la misma realidad.


Dentro de la comprensión esotérica de los cuerpos energéticos, juegan un papel muy importante los siete chakras principales, correspondientes cada uno de ellos a una o más glándulas hormonales que mantienen un equilibrio aún más delicado, pero estrechamente relacionado con el cuerpo físico a través del sistema endocrino, de la misma forma en que las glándulas interactúan con el cuerpo etérico a través de los chakras, considerando que el cuerpo es la parte visible de la mente, y la mente la parte invisible del cuerpo.


Con esta comprensión holística, que es evidente para los practicantes de Reiki, podemos entender que un desequilibrio energético sutil a cualquier nivel afecta al cuerpo físico como manifestación última y más evidente. Decía Platón: «Si quieres sanar tu cuerpo, debes primero sanar tu mente».


Esto coincide exactamente con las afirmaciones que seres iluminados han venido haciendo desde hace siglos. Ellos nos dicen que hay un estado del Ser que contiene la creación y desde el cual emergió toda la vida. La energía de este estado del Ser vive en todas las cosas, y esta energía universal es lo que fluye en forma concentrada a través de nuestras manos cuando tratamos a alguien con Reiki después de recibir la primera iniciación.


En términos prácticos, el significado de esto es que el efecto del Reiki es holístico, alcanza todos los niveles de la existencia, y permite colocar todos estos niveles disonantes en estado de equilibrio. Tras la iniciación de Reiki de Primer Grado, el terapeuta se vuelve un canal de esta energía ilimitada, que pasa a través de él cuando hace contacto con sus manos sobre una persona. La gente muy receptiva a menudo experimenta desde el principio sus primeras canalizaciones con Reiki como amor.

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